Gozar del síntoma: una definición y una crítica de lo políticamente correcto

Abstract

Imagine usted que se encuentra en alguna de estas situaciones: mientras espera pacientemente el inicio de su función afuera de la sala, se encuentra con un amigo o un conocido. Usted le pregunta a su amigo sobre la película que recién acabó de ver, y este le dice con cierto recelo que vio la nueva versión de La Sirenita, posterior a lo cual comienza a despotricar de la película por “recurrir a la inclusión forzada y ser políticamente correcta”, haciendo referencia a que en esta nueva versión, la protagonista es negra y no blanca, a diferencia de la película animada y el relato original en el que se inspira. Ahora, imagine que está navegando en las redes sociales y de repente encuentra el cabezote de una noticia, sobre el estallido de un escándalo porque Adele, la famosa cantante, aparece en varias fotos usando un estilo de cabello propio de varias comunidades africanas. En los comentarios puede leer cómo la actriz es acusada de apropiación cultural, y de ser racialmente insensible por utilizar este estilo de cabello, siendo ella una mujer europea y blanca. Otros tantos, salen en defensa de la actriz y dicen que un escándalo de esta magnitud es sumamente exagerado. Por último piense que está leyendo su periódico de cabecera y se topa con una nota según la cual, después de revisiones de comités de “sensibilidad” se ha decidido que en las próximas ediciones de varios clásicos de Agatha Christie y de Roald Dahl van a cambiar ciertos segmentos y omitir términos que puedan resultar ofensivos para ciertos grupos raciales. El término mediante el cual podemos agrupar todos estos ejemplos e incluso vincular a otros asuntos que a simple vista parecen más distantes como: la diversidad sexual, el ecologismo, el animalismo y el decolonialismo, se conoce como “lo políticamente correcto”.