Violencia en la familia. Las voces de tres generaciones, una mirada a la crianza

Abstract

La familia es considerada el escenario por excelencia en el cual la persona se desarrolla y establece sus primeras relaciones sociales. De allí, la importancia de las mismas, toda vez, que servirán de base para el aprendizaje social y el establecimiento de sus demás relaciones interpersonales (Franceschi, 2016). Es por esto por lo que los roles de paternidad, maternidad y los estilos de crianza que acompañan los mismos, son importantes para el desarrollo psicológico y social de los hijos. En esta medida la intimidad, la autoridad y la educación son considerados factores fundamentales para que la familia pueda desempeñar su función educativa (Torres Velázquez, Garrido Garduño, Reyes Luna, y Ortega Silva, 2008). El ambiente generado al interior de la familia incide como factor de riesgo o como factor de protección en las conductas agresivas de los niños. En este sentido, el estilo de crianza adoptado será determinante, ya que las indicaciones inespecíficas, una disciplina irritable y explosiva o la conducta agresiva de los padres hacia los hijos constituye un factor de riesgo. Mientras que el establecer metas, tener una cohesión familiar, unida a una disciplina flexible y congruente que favorezca el desarrollo social y familiar del niño, se constituye en un factor de protección de problemas de conducta y agresividad en los menores (Ayala Velázquez, Pedraza Cabrera, Morales Chainé, Chaparro Caso-López, y Barragan Torres, 2002). De la misma manera la violencia intrafamiliar es considerada como uno de los factores de riesgo en la delincuencia futura. Este tipo de violencia al ser vivida en el interior del hogar impacta de forma determinante las relaciones afectivas de la infancia y por consiguiente la vida del adulto (Martínez Lanz, 2018).