La cultura dominante y el fundamentalismo secularista
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URI: http://hdl.handle.net/10818/28520Compartir
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2012-08Abstract
El asesinato del Archiduque Francisco Fernando de Austria [1863-1914], heredero del Imperio Austro-Húngaro, fue en Sarajevo, el 28 de junio de 1914. Winston Leonard Spencer Churchill [1874-1965], quien era Primer Lord del Almirantazgo [1911-1915], ante la tempestad de nihilismos terroristas, odios nacionalistas y de afanes revanchistas que desembocaban en la que entonces se llamó la Gran Guerra (la I Guerra Mundial), escribía, un mes después, el 29 de julio de ese mismo año, al día siguiente de la declaración de Guerra de Austria-Hungría a Serbia, en carta privada a su mujer, Clementina [Ogilvy Spencer-Churchill, 1885-1977], describiéndole la difícil situación internacional. Le decía que “todo está abocado a un colapso catastrófico” porque “una oleada de auténtica locura e insensatez ha barrido la mente de la Cristiandad” . La Europa de la cual Churchill se sentía parte a comienzos del siglo XX era la Cristiandad, a pesar del hondo desgarrón de la unidad católica, de la Respublica Christanorum, con la Reforma protestante, en el siglo XVI.