@misc{10818/55161, year = {1994}, month = {7}, url = {http://hdl.handle.net/10818/55161}, abstract = {De modo creciente, desde hace ya muchos años, vamos encontrando en el ambiente cultural euro peo en países de tradición cristiana apostólica, o al menos plurisecular separación, extrañamien to y finalmente oposición, entre Fe y cultura, entre doctrina religiosa y enseñanza científica, entre vida moral y estructuras sociales y tecnológicas, entre Evangelio y noticia que el mundo da de sí en la universidad y en los llamados «medios de comunicación social». Una vez más, acaba de decirlo Juan Pablo II, dirigiéndose a la juventud de todo el mundo desde Cracovia, el pasado 13 de agosto: «A fines del siglo xx el programa que el mundo propone al hombre suena así: vivamos como si Dios no existiese». Esto es sencillamente una comprobación, que sin exageración alguna podemos ya llamar univer sal, y que quizá ha cogido desprevenidos a muchos cristianos que trasladaban incautamente el opti mismo escatológico y transcendente al curso humano de la historia sin más, o el Progreso de los ilustrados del siglo (xym) al orden moral y espiritual; y que, al topar de improviso con aquel hecho general, en personas y ambientes determinados y concretos, se preguntan estupefactos: pero ¿qué pasa?, ¿a qué obedece esta separación y este antagonismo progresivos?, ¿qué es lo que está en crisis: la teolo gía, la filosofía, las ciencias...? En síntesis parece que lo que advierten es una inmanencia mundana (ciencia, técnica, vida social, etc.) cada vez más autosuficiente y cerrada en sí misma, y una trascen dencia espiritual cada vez más vaga e inaferrable: esos dos ámbitos se van distanciando entre sí y, en medio, la persona humana se encuentra escindida y esquizofrénica, como en una nueva y ahora vital versión del llamado «problema de la comunicación de las substancias». Catalogádo como 1994 CC DM conf.}, publisher = {Cuadernos de espiritu}, title = {Diagnóstico de la modernidad}, author = {Cardona Pescador, Carlos}, }